jueves, 22 de enero de 2015

¿Sirve de algo cerrar el grifo mientras te cepillas los dientes?

Autora invitada: Noelia García Castro.

Las campañas que nos animan a cerrar el grifo, ¿realmente están haciendo lo correcto o deberían centrarse en batallar contra otros hábitos de consumo que hacen que el agua escasee?, ¿sabe la gente en que se gasta realmente el agua? A continuación os damos una idea de en qué gastamos la mayor parte de agua en España.

España es uno de los consumidores de agua más eficientes a nivel europeo: el consumo medio en varias ciudades españolas es de unos 130 litros por persona/día mientras que en ciudades europeas como Estocolmo, Lisboa o Londres oscilan entre 158-178 litros por persona/día. Estas cifras pueden llamar la atención, y quizá os preguntaréis en qué consumimos esos todos esos litros de agua si como mucho bebemos uno o dos. La realidad es que a esos dos litros de agua hay que sumarle lo que gastamos al cepillarnos los dientes, tirar del inodoro, ducharnos, poner la lavadora, lavar los platos, cocinar y tareas diarias como limpiar o regar. Y la suma de todo esto alcanza la sorprendente cifra de 130 litros por persona día.

Aun así somos un país eficiente. Pongamos por ejemplo el caso del consumo doméstico en ciudades como Bilbao, Barcelona, Madrid o Sevilla, que como puede apreciarse en el siguiente gráfico, está muy por debajo del de otras ciudades europeas.


Consumo doméstico de agua en algunas ciudades europeas. Datos en litros por habitante y día (IWA 2010).


¿Afectan las imitaciones climáticas al consumo?
 
Centrándonos en el consumo de los españoles, antes de hablar de cifras y números debemos situarnos en un contexto climático. A escala mundial España no puede considerarse un país muy seco, y no obstante, los recursos hídricos se encuentran repartidos irregularmente en su territorio debido a la diversidad climática: por ejemplo en lugares como Galicia, Cantabria y Asturias el agua que precipita supera enormemente los valores de evaporación y se incorpora a los ríos, pero en otros lugares como la costa mediterránea y gran parte de las Islas Canarias la evaporación contrarresta gran parte de agua precipitada. La siguiente imagen permite observar la diversidad en las precipitaciones anuales medias.

Distribución de la precipitación en la Península Ibérica. Datos en litros por metro cuadrado.
Estas limitaciones climáticas van a afectar al consumo y demanda de las diferentes regiones. Cuantitativamente destaca la demanda para riego, que representa el 80% del total, seguida del abastecimiento urbano (14%) y de la demanda para la industria (6%). La mayor parte de la demanda se satisface gracias a los recursos superficiales, aunque en ciertas regiones la extracción de aguas subterráneas ha permitido paliar su déficit en regiones condicionadas climáticamente.

¿Hemos reducido el consumo a lo largo del tiempo?

El consumo diario de agua por persona en España es de unos 142 litros actualmente, y se viene reduciendo a lo largo de los últimos quince años, tal y como muestra la suguiente tabla. 



Esto ha sido provocado por diferentes factores como:

1. Innovaciones técnicas: Se estima que las lavadoras y los lavavajillas de consumo eficiente suponen ahorros de agua de entre el 40 y el 60% respecto a los modelos convencionales.
2. Concienciación ambiental: Desde mediados de los años ochenta, en los países desarrollados se expande una gran sensibilización respecto a temas ambientales, que se ha traducido en la sustitución de una serie de hábitos de higiene personal o doméstica.
3. Envejecimiento de la población: por regla general son más conservadoras en suconsumo de agua las personas con edades entre 35 y 45 años.
4. Vivienda y emigración: incremento de viviendas cerradas como consecuencia del regreso de sus ocupantes a sus países de origen.
5. La crisis económica: La crisis ha provocado una merma en el grado de ocupación de segundas residencias, que se ha traducido en un descenso del consumo de agua.
6. Reutilización de aguas grises y pluviales: implantación de depuradoras biológicas y las cisternas o depósitos para almacenar agua de lluvia.


En cuanto a los factores que son provocados como consecuencia de la crisis económica, esta comienza a hacer mella en 2008-2009 y se observa también que el consumo desde este año se ha reducido levemente.


¿Realmente reducimos el consumo, al cerrar el grifo?

El consumo de agua en el hogar se ha reducido en las últimas décadas, pero a pesar de esto España sigue siendo un país sensible a las sequías y a la falta de agua. Esto se debe a que el 86% restante del consumo de agua es para riego e industria, por lo que la reducción en el consumo doméstico no supone un ahorro demasiado grande en el total. Para reducir el consumo del país podríamos centrarnos además en indicadores como la huella hídrica que surge con la intención de contabilizar el gasto del agua desde el punto de vista del consumidor. La huella hídrica mide el consumo de agua dulce para producir los bienes y servicios que consumen una persona o país en un año.


Gracias a la huella hídrica sabemos que comernos una hamburguesa requiere del consumo de unos 1.000 litros de agua, mientras que comernos una ensalada serían unos 10 litros. De la misma manera ponernos unos pantalones vaqueros supone un consumo de unos 10.850 litros, asociados sobre todo a la producción de algodón.


Huella hídrica de algunos productos de consumo habitual. Datos de la Water Footprint Network.

Toda esta información sería muy útil para el ciudadano si la comida, y los productos que consumimos estuvieran etiquetados con el consumo de agua necesario para producirlos. Mientras tanto la huella hídrica permite darte cuenta de que los productos manufacturados gastan más agua que los naturales y que una dieta rica en carne supone una mayor huella hídrica que una dieta vegetariana.


Con todo esto podemos llegar a la conclusión de que no sirve de nada ahorrar en el hogar si después consumimos productos en los que se emplean miles de litros de agua para su producción. Pero este término no solo se aplica desde el punto de vista al ciudadano sino también a la política del país ya que sería beneficioso importar los productos que requieren un mayor consumo de agua y producir los que requieren un menor consumo.

 
En otras palabras, las campañas que animan a cerrar el grifo cuando te lavas los dientes o cuando te jabonas están bien para hacer consciente a la gente de que el agua escasea, pero donde deberíamos de  batallar en el ahorro del agua es en la agricultura, como ya hemos dicho por ejemplo, importando estos productos de otros países o produciéndolos en las regiones de España donde no es necesaria tanta agua para su producción.