Autora invitada: Andrea Baza Varas.
La Directiva Marco del Agua, vigente en todos los países de la Unión Europea, establece el principio de recuperación de costes para todos los servicios relacionados con el agua. Se trata de incentivar el uso eficiente de un recurso escaso, cobrando al usuario la totalidad de lo que cuesta proporcionarle el agua para que el servicio no resulte gravoso a las arcas públicas. En algunos países, como Irlanda, esto ha dado lugar a un acalorado debate con una fuerte oposición social. Hoy vamos a ver por qué.
Todos sabemos que Irlanda -la "Isla Esmeralda"- es un país muy lluvioso, y que, si decidimos pasar allí unas vacaciones, haremos bien en llevar un paraguas o un chubasquero en la maleta.
En efecto, el agua en Irlanda abunda. Y estamos acostumbrados a ver que cuanto más abundan las cosas los costes se minimizan, o, como en esta ocasión, ni existen. Así, el agua en los hogares irlandeses ha sido gratis desde 1997, sólo cobrándose a los usos no domésticos. Se estima que en Irlanda usaban una media de 386 litros por persona y día, es decir, el doble o triple que en otros países (por ejemplo, en España se estimaba el consumo en alrededor de 142 litros por persona y día en el 2011), sin importar en qué, cómo o incluso cuánta agua consumían.